#MetaDatos | El COVID-19 que ha cimbrado al mundo a partir de enero de este año exhibe también la vulnerabilidad del usuario frente a los algoritmos de la Red, concluye, Signalab, laboratorio multidisciplinario del Iteso.
Ciudad de México, 31 de marzo (SinEmbargo).- El laboratorio multidisciplinario Signalab del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (Iteso) publicó un análisis sobre el impacto del COVID-19 en el entorno digital en donde revisa los impactos sociales, culturales, informativos y de control gubernamental que treaerá la epidemia.
En el infome titulado “COVID-19. Biopolítica, Contagio y Big Data”, el laboratiorio especializado en análisis de redes sociales concluye que la epidemia repercutirá más allá del aspectro sanitario, repercutirán tanto en lo político y económico como social y cultural pero también en el acceso a la Red.
VULNERABILIDAD DEMOCRATIZADA
Aunque el COVID-19 puede enfermar a cualquiera, una de las implicaciones que trae consigo la pandemia –que ha dejado un saldo de casi 30 mil personas fallecidas en todo el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS)– es que las desigualdades sociales y económicas sitúan en un riesgo mayor a las personas afectadas de manera directa por la diferenciación en los accesos a los servicios de salud y servicios públicos como el agua potable.
“Esta es una pandemia que, por decirlo de algún modo, democratiza la vulnerabilidad, pero mantiene la diferenciación desigual en el curso y resultado de la enfermedad”, concluye Signalab.
Más allá del entorno digital, Signalab se hace preguntas sobre la manera en que por un lado, el riesgo a contraer la infección es igual en todos los cuerpos, pero las condiciones sociales, económicas y políticas amplifican estos riesgos en grupos de población determinados.
En entrevista con SinEmbargo, Víctor Hugo Ábrego, Coordinador de Ciencias de la Comunicación del departamento de Estudios Socioculturales del Iteso, y autor del texto, mencionó que aunque la epidemia ha democratizado la vulnerabilidad a infectarse, no será igual en todos los casos:
"Millones de personas que ya habitan en condiciones de precariedad, laboral, económica, de salud, de vivienda, de acceso a servicios públicos básicos, son personas que ahora son integradas a una nueva capa de vulnerabilidad. Lo interesante es que no porque cualquiera puede contraer el virus todos estamos bajo las mismas condiciones", dijo a SinEmbargo el académico.
ALGORITMOS Y FILTOS
Víctor Hugo Ábrego agregó que otra de las materias de análisis de este laboratorio sobre la epidemia es la manera en que se ha estructurado la comunicación sobre el COVID-19 desde los algoritmos que filtran la información en la Red.
La epidemia visibilizó las condiciones en mayor o menor medida de vulnerabilidad en lo político, lo social, lo económico de ciertos grupos de población, pero también de los usuarios frente a los flujos de información en la esfera digital.
En este sentido, Ábrago considera que la manera en que fluye la información en Google, redes sociales y otras plataformas digitales responde a una lógica de control en la que los proveedores ponderan a través de algoritmos noticias, y otros contenidos sobre el COVID-19 en función a los más consultados, un proceso que ya no garantiza que dichos contenidos sean los más rigurosos, verídicos, o útiles, pero que sobreto evidencía que estos filtros son todo menos neutros.
"Mucha gente piensa que lo que le aparece en Google y lo que aparece en redes a la hora de estar viendo información es neutral y eso en absoluto es cierto.
El algoritmo de Google, por ejemplo, pondera las fuentes de información o los enlaces que se hallan en la web cuando uno busca cualquier tema, depende sobre todo del criterio del espacio al que hayan llegado más personas", señaló el académico.
Al no poder decidir sobre la información que se consulta, el usuario se encuentra inerme frente a grandes corporativos que han convertido a la información en un producto consimible a partir de algoritmos que no son neutros, que responden a una dinámica de orden y control de información, que ante la epidemia del COVID-19 han sido rebasados.
INMEDIATEZ REBASADA
La inmediatez y la popularidad de los contenidos ofrecidos por los buscadores como Google ya no son los únicos factores que garantizan que se trate de la mejor información, concluye el especialista.
Tal vez, no necesitamos consumir tanta información, ni aquella que llega más rápido a nuestros timelines o resultados de búsqueda en Google. La epidemia en puerta ha visibilizado la necesidad de que los usuarios eleven su capacidad crítica frente a los constenidos que consultan y la manera en cómo llegan a ellos a través de filtros que carecen de neutralidad.
"[...] Al hablar ahora del Coronavirus, quizá la velocidad no es lo que más necesitamos, quizá lo que necesitamos es dar un par de pasos hacia atrás y permitir que la información que más fluya, no necesariamente sea la que llega más rápido", [...] la pregunta nos tiene que ayudar como sociedad frente al consumo informativo sobre este tema a preguntarnos qué tanto obtener información rápida es obtener la mejor información", afirmó el académico.
Según explicó Ábrego, esta hipótesis surge de la tarea investigativa que realiza Signalab sobre los algortimos de Google en el contexto del Coronavirus. De manera preliminar, el académico mencionó que este laboratorio ha monitoreado los flujos de información del buscador desde la Interfaz de Programación de Aplicaciones [API, por sus siglas en inglés] de Google durante las últimas semanas, en donde ha sido evidente que los contenidos más consumidos, son los más inmediatos.
"Lo que nos ha empezado a llamar la atención y es en lo que estamos trabajando ahora es que el top de noticias, los diez enlaces más compartidos sobre el coronavirus en español, son enlaces que no tienen más de tres días de haber sido subidos a la Red, según recuerdo, cinco de esos 10 eran notas que se habían subido ese mismo día", afirmó.
En el entorno sociodigital la expansión del COVID-19 ha generado un exceso de información, la Organización Mundial de la Salud (OMS) llama a este fenómeno infodemia.
Por dar un ejemplo, el flujo de la conversación es tan amplio en todo el planeta que redes como Twitter contabiliza cada 45 milisegundos un tuit con el hashtag #Coronavirus que se ha posicionado como la segunda etiqueta más usada en lo que va del 2020.
En el informe de Signalab se muestran varios grafos que dimensionan la extensión comunicativa que ha tenido la epidemia en Twitter. Las redes de usuario a usuario que se interconectan muestran que hastags como #Coronavid19, #Covid_19mx han repercutido de manera amplia en las conversaciones en México.
Signalab concluye que la información vertida en las redes ha alcanzado una alta viralidad que rivaliza con el ritmo que lleva la expansión del coronavirus en el mundo, pero en este proceso de aceleración las redes sociales han carecido de filtros adecuados para “negociar el sentido de la información” que circula.
La OMS ha creado convenios con los proveedores de las redes sociales, y Google para que esta plataforma conecten a los usuarios que buscan información sobre este tema a fuentes oficiales de esta institución, pero las noticias falsas no han incrementado su impacto.
De acuerdo con el laboratorio, las conversaciones sobre el COVID-19 en las redes sociales se generan a partir de “dinámicas incontrolables”, ininteligibles y de las que no se puede predecir su grado de viralidad. Esto debido a que cuando el coronavirus arribó a las redes sociales, los usuarios estaban acostumbrados a interpretar este tipo de coyunturas como "eventos virales", casi sin alternativas a otras lecturas.
Los temas en la Red que tratan sobre epidemias, catástrofes y tragedias toman esta vía a menudo: “irrumpen de golpe”, llaman la atención en poco tiempo y se vuelven virales, así sucedió con el COVID-19.
USO DE DATOS POR GOBIERNOS
Otro aspecto de la epidemia, es el empleo de los datos personales por los gobierno de varios países afectados por el incremento de casos de COVID-19. De acuerdo con Signalab tanto empresas como entidades gubernamentales están concentrando a partir de la epidemia datos masivos de personas bajo la justificación de implementar acciones de vigilancia.
En el caso de algunos países de Asia, este proceso cimenta la imposición de un “régimen de vigilancia digital total” que deja abierta la puerta para ampliar las estrategias de control más allá de la emergencia sanitaria.
El empleo de algoritmos a partir de estos datos podría incrementar las posibilidades de que el control sobre las personas y ampliar sesgos socioeconómicos y políticos que determinen en el futuro quiénes tendrán acceso a beneficios después de la crisis o determinar e imponer por medios masivos de comunicación una visión política a futuro a partir de los datos recolectados.
Sin embargo, estos datos no necesariamente tienen que tener un empleo dentro de los ejercicios de control gubernamental. Signalab sugirió en este informe que esta información podría se empleada de manera crítica: para construir mapas que visualicen capacidades de reacción o de infraestructura, mapas de tiempo que prevengan “cuellos de botella informativos” o construir algoritmos para orientar búsquedas de información.
USUARIOS ANTE LA EPIDEMIA
En medio de los flujos de información, las acciones del Gobierno federal e instituciones privadas, y el control de los datos personales, se encuentran los ciudadanos, usuarios de la Red.
Según Signalab, entre los usuarios es perceptible una reacción de parálisis ante la crisis del COVID-29, el incremento de las muertes por esta enfermedad y “la devastación de todas las condiciones de vida” que se prevé traerá consigo.
“Toda vez que el relato dominante que circula ahora en los circuitos de información es, por un lado, el de la parálisis ante las muertes que está dejando y dejará a su paso el virus y, por otro, el de la devastación de todas las condiciones de vida que dejará el derrumbe económico post-COVID19”, plantea.
Las medidas sanitarias normalizan el imaginario de un “ciudadano inerme” frente a las decisiones políticas, y el riesgo que puede traer consigo esta dinámica es la reducción de la incidencia de pensamientos críticos que coadyuven a resarcir los daños generados por la epidemia. Esta crisis se magnifica por la reducción del espacio público.